jueves, 25 de abril de 2013

Si alguna vez llegas a leer esto...

Calaf Mehta escribe en silencio lo siguiente:

Hace un buen tiempo que no sé nada de ti, no doy contigo, no te encuentro por ningún lado, y lo que es peor, a pesar de todo este tiempo, te extraño.

Extraño conversar contigo, extraño saber que existes. Sabes que me cambiaste la vida y eso nos dio miedo a los dos. Tu lograste salir de tus problemas mientras que yo, a la larga, terminé sumergido en ellos. En este momento al hacer un recuento de mis grandes errores, debo confesarte -quizá demasiado tarde- que el peor de todos ha sido dejarte salir de mi vida de esta forma tan cobarde.

Con el tiempo he podido entender lo especial que eras... y ahora necesito dejarte ir.

Te extraño a momentos, esos en los que me enseñaste a vivir.

Si alguna vez lees esto, seguramente no te importará nada de lo que he escrito y eso es lo mejor.

Eras tú.

Saludos.

CM. 

lunes, 13 de diciembre de 2010

Tratar de escribir

Calaf Mehta intenta escribir y no puede, no salen las palabras. Le resulta sumamente complicado teclear algo con sentido aparente, lo cual le genera una incomodidad indescriptible. Abre y cierra el WLW. No sabe porque no puede hilar algunas palabras para que en su conjunto puedan expresar lo que realmente quiere transmitir, no sabe porqué escribe miles de cosas y las termina borrando tristemente.

Se ha comprometido a redactar un discurso para una ocasión inmejorable pero, termina cerrando todo sin haber guardado un sola palabra.

Tiene la idea, tiene los medios pero no llega la oportunidad. Creyendo religiosamente que sí, todo llega en su momento, hasta la inspiración, que huye sin preocupación regresando luego con aquello que encontró, Calaf espera que sea pronto.

jueves, 3 de diciembre de 2009

respuesta atrasada...

Estimado(a) amigo(a) secreto(a):

Gracias por la Pepsi y gracias también por lo de gigante. La mala suerte está en como veas las cosas, al final puede darse el caso de que aún no sepas la "mala suerte" que implica ser mi amigo(a) secreto(a).

No te preocupes que yo tampoco ando ganándome sorteos ni cosas por el estilo, a lo mejor eso en las personas normales es común. Por cierto, que miedo me da también pensar qué me regalarás. Me sorprende que hayas escrito sobre el aprecio que me tienes, debe ser recíproco -espero-, sino será éste un muy buen motivo para poder empezar a ser amigos.

Lo de líder no te lo creo, siento que soy alguien que sigue órdenes de alguien que dice que hacer, simplemente intento que las personas que están a mi alrededor sonrían y se diviertan mientras trabajan, ¡esto no es un cuartel! (aunque a momentos debería serlo ¿no?).

La peque es una gran mujer y una demasiado gentil como para estar con alguien tan, pero tan, impredecible como yo.

Las cualidades y virtudes son un reflejo de mi soberbia y vanidad, nada rescatable, de hecho creo que soy el ejemplo perfecto de como “no” debe ser una buena persona (léase de esas pocas personas que suelen ser responsables).

La próxima vez prometo responderte en mi blog.

Un abrazo a la distancia de las letras y cartas que nos separan (y espero que más pepsi's también).

Calaf.

jueves, 15 de octubre de 2009

mamamami

Hay algunas cosas que nunca en mi vida pensé escuchar, una de ellas relacionada con mi mamá. Tampoco con que su respiración se hubiera perturbado radicalmente, que se hubiera quebrado el tiempo y que de un suspiro la vida me dejaba sin aquella protección que de pequeño sentí. No creo hasta ahora lo que me han dicho, tampoco lo creo de la forma en la que me lo dijeron. Creo que ella ahora está mejor, que está descansando de una tormentosa agonía. Que las circunstancias han generado que ahora, siendo las seis de la mañana de hoy, no haya dormido y que, lo que es peor, regrese a casa sin ella.

No puedo aceptar que los enormes brazos de mi mamá no me volverán a cobijar de nuevo. Que nadie más me podrá engreír cocinándome delicias como ella. Que ya no voy a escucharla diciéndome que me quiere, que está viva por mi y que siempre me va a cuidar. Que ya no la voy a poder cuidar, que ya no la voy a poder cargar, ya no la voy a ayudar a caminar. Que ya no le podré besar su frente como todos los días.

Extraño que me diga que me debo peinar, que me obligue a sentarme para que me peine a su insistencia. Empiezo a extrañar las veces en las que me decía "papito". Extraño que me de las quejas, que nunca pude invitarle el pollo a la brasa que le prometí hace unos días. Que ahora me deja a cargo de la tribu alocadamente divertida.

No quiero dormir todavía porque no me velará el sueño, que no me va a cuidar cuando enferme, que no me podrá dar la mano cuando me inyecten. Que no me acompañará a la puerta para ir al colegio, que no escucharé Turandot sin pensar que ella es mi Calaf.

Que fui el último de sus hijos, que me acompañó a dar mis exámenes para entrar al colegio, que engreía a mis amigos, que jugaba conmigo para hacerme dormir. Que viajamos fuera del país para conocer a mis tíos, que nadie ya me dará esa bendición de amor. Que ahora por más que la busque, no la voy a encontrar.

Siento que una parte de mi se ha ido con ella, pero que todo su amor esta en mi pecho, en cada palabra que tengo a bien pronunciar, en cada gesto correcto que doy, en cada oportunidad en que agradezco, en mis manos y en mis ojos, en los libros que leo, en cada palabra que escribo, en el pañuelo que siempre ha de andar en mi bolsillo, en mi cabello despeinado, en mis recuerdos del colegio, en los ojos de mis tías, en el futuro de mi hermano... todo lo que soy se lo debo a su cariño, su afecto y dedicación, a sus mimos y engreimientos, en los castigos y en los premios, en las palabras fuertes así como en aquellas palabras frágiles que me dijo el último día que la vi. En su cabello gris y en sus manos siempre generosas, en todo lo que tengo y en todo lo que voy a conseguir... en mi amor por la Peque; en todas las cosas que me rodean esta presente mi mamá, sí, mi mamámami.

No existe persona tan buena como mi mamá, tan buena cocinera como ella, tan generosa como la negra, la negra de mi papá, en la doña Angélica que me crió desde que era un bebe, la que ha hecho de mi un hombre, uno que llora mientras escribe porque sabe que debe dejarla ir, porque ella hubiera querido verme siempre feliz.

jueves, 18 de junio de 2009

Examen Parcial

Calaf Mehta llega a la universidad muy feliz. No ha asistido en dos semanas por estar preocupado por asuntos laborales. Una amiga sale de un salón muy preocupada, lo saluda y le pregunta si ha estudiado para el examen. Él, pensando en que va a dar una simple práctica confiesa que ha leido parte de una separata relacionada con el curso. Ella, sugiere que el examen parcial de hoy va a estar muy complicado y que como es costumbre en él aprobará sin mayor dificultad.
Muy tranquilo, Calaf, siente que se ha perdido, que le han pillado con los pantalones abajo; que tendrá que recordar lo que se ha hecho en clase, que en su mayoría no ha asisitido. Siente que es su entera responsabilidad jalar y que, cuando menos, su regreso a clases luego de su año sabático está siendo muy emocionante.

Llega a su salón, se ubica en una carpeta y repasa lo poco que sabe, lo poco que intuye podrá contestar bien. Sonríe pensando en que no sabía que la semana de exámenes ha empezado, piensa además en los exámenes de los demás cursos, no sabe cual es en cada día. Sonríe porque sabe que para mañana deberá estudiar dos cursos y que la madrugada, a momentos, es demasiado corta.

La profesora, entrega las preguntas y vigila el normal desarrolo del examen. Calaf contesta lo que sabe, lo que se acuerda, lo que cree es lo correcto, lo que aprendió en otros cursos. Responde esperando no jalar, cosa que considera poco probable. Sabe que las preguntas no se contestan solas, pero que tampoco se contesta cualquier cosa incoherente. Cuando siente que ha dado todo, que no podra escribir más, entrega su prueba, sonríe y sale del salón pensando que debe estudiar para mañana y que tendrá tiempo para aprobar su final.

viernes, 10 de abril de 2009

Preguntas

Liza no soporta las tonterías que le dice su novio inglés por teléfono y cuelga. Solloza y sin querer rompe en llanto. No desea soportar las estupiedeces que habla de nuevo pero, a la vez, siente que no puede dejar de quererlo ni un poco; no puede traicionar su amor por temor a quedarse sola. Busca alguien con quien conversar, pero todos le dicen lo mismo, aquello que ella no quiere escuchar: que la está lastimando y que ya se debe terminar. Encuentra a Calaf y sin comentarle lo mal que se siente, le dice hola. Calaf contesta con gracia poco usual; ella sonríe.
Él deja que ella marque el ritmo de la conversación respondiendo las preguntas que le va sembrando conforme transcurren las horas, intuye que la niña mexicana de las fotos de pasarella está quebrada por dentro y necesita hacer su catarsis. Al cabo de unas horas, él le pregunta porqué ha llorado, porqué sus ojos no brillan como de costumbre. Ella, sorprendiéndose, sugiere que no importa, que se ha olvidado el porqué, exhortándolo a no distraerse del cuestionario que le está haciendo. Él sonríe y la deja "ser".
Como es inusual que le presten atención, le hace una última pregunta antes de irse a dormir, ya menguando la madrugada -¿cómo ha durado tanto la conversación?; a lo que Calaf, sonriendo, responde -Has pensado que sólo han transcurrido unos 20 minutos. Ella lo medita por un rato mientras que él, a la distancia, reposa su ancha humanidad en su cama para poder dormir por lo menos un par de horas antes de ir a trabajar.

Mensaje privado

Calaf Mehta se ha dado un tiempo y aprovecha para enviarle un mensaje privado a Lizsaa. Le escribe para contarle lo perturbado que ha estado su día, que está a punto de perder la compostura por el estrés, que extraña a mares jugar y darle le comer a Viernes y sobre todo, que necesita, con urgencia, dormir.
En su madrugada, Lizsaa sonríe al encontrar en su bandeja de entrada un mensaje de CMehta. Siente que su amigo, muy trabajador como le conoce, está descansando poco y eso le preocupa, siente también que extraña, a momentos, reír con él. Le responde el mensaje y le comenta que está preparando todo para viajar y que, de ser el caso, le enviará algunas fotos del desfile del que va a ser parte; como es una mujer de pocas palabras, cierra el texto mandando un beso.
A la mañana siguiente, mientras Lizsaa duerme a placer, Calaf discute con José porque saben que les queda poco tiempo para terminar el trabajo que les han encargado y que a pesar de todo el esfuerzo desplegado, el Informe Final no será publicado aun. Resignado porque tendrá que madrugar una vez más, entra al foro para revisar sus mensajes, encuentra el que le ha enviado la mexicana linda que alumbra sus madrugadas llenas de tensión, trabajo y cigarros. Sonríe y le comenta al soñoliento José que pronto verán fotos de las modelos más lindas de Acapulco.

martes, 10 de febrero de 2009

Confesiones...

Calaf Mehta desea con ferocidad que Camila le de un abrazo, que lo mime y que se detenga un instante a ser todo lo cariñosa que todo el tiempo le cuesta trabajo ser. No desea almorzar nada, no quiere comer nada, está sumido en una deprepresión de la cual no sabe cómo salir. Necesita ayuda, pero como es tan arrogante y soberbio, duda que haya alguien capáz de hacerlo.
En las tardes como ésta, él desea sin contemplaciones que ella le tomase de las manos y que le llevase donde no se espera. Le encantaría igualmente que pudiese dejar de ser tan pesimista. Él está muy triste porque ella no se ha dado cuenta de que él la necesita y ella no está ahí.
Mientras la contempla en el fondo siente como se le va triturando el alma mientras sigue sin entender porque ella hasta ahora no le ha dado un abrazo.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Te quiero ver muerto

Raquel Seminario ha celebrado las fiestas patrias de manera desmesurada. Producto de ingerir muchas bebidas con alto contenido de alcohol se ha dejado seducir por un sentimiento que la enfurece, la colma de ira y rencor contra Calaf, de quien no sabe nada y no ha visto desde hace algunos meses. Se siente una víctima por la paupérrima vida que lleva por culpa, cree ella, de él. Lo odia, lo detesta, lo quiere lastimar. Conforme se embriaga en odio deja operar sus reacciones al alcohol, coge el teléfono, marca un número y susurra cobardemente -Te quiero ver muerto.

Camila Pérez ha convencido a Calaf de acompañarla a celebrar la venturosa venida de las fiestas patrias con sus amigos del trabajo. Él ha aceptado sin estar convencido de querer hacerlo. Mientras caminan rumbo a la discoteca, lo abraza sutilmente, lo contempla enamorada y lo besa en la mejilla; le bromea ingeniosamente. Lo suelta para que conteste su movil, se preocupa al verlo fruncir el ceño. Le pregunta delicadamente quien lo ha llamado, él contesta que Raquel. Se enfurece con justa razón. Pregunta para qué, al escuchar la respuesta guarda silencio y siente lástima por la interlocutora.

Calaf Mehta juega con su enamorada Camila por las calles de San Isidro mientras que recibe mimos de parte de ella. No piensa en otra cosa más que en su cabello, en el color de sus ojos, en sus pequeñas manitas. Extrañamente le nace querer divertirse con sus amigos. Recibe una llamada y escucha las palabras desafortunadas de Raquel, irónicamente le sugiere dedicarse a comunicarse con su nueva pareja, que supone ha de entenderla en sus momentos de canallezca cucufatería, cuelga y responde las preguntas de Camila. Juntos rien por la cantinflada de la niña loca.

Raquel Seminario no se inmuta ante los comentarios de Calaf y ocultando su travesura sigue tomando sin preocuparse de las consecuencias que ésto le podría acarrear.

martes, 3 de febrero de 2009

Algunas situaciones bochornosas

Calaf Mehta siente que está a punto de perder la compostura mientras intenta oír detenidamente lo que la buena Raquel le dice, tomando un café en la terraza de un restaurante al que con frecuencia suele asistir en cuanto tiene la oportunidad de hacerlo. Ella, por su parte, no controla su mal temperamento y demuestra que aún es una niña engreída, malcriada e intolerante, haciéndole saber a la persona que sorbe un poco de café en frente de ella que no entiende nada de lo que éste le dice; le comenta que investigará lo que le ha preguntado, que por su cuenta llamará a alguna administradora de fondos de pensiones para que le expliquen con mas detenimiento cómo poder hacer los trámites que ameriten el que su papá, el encantador don Julio, obtenga la libre desafiliación que prosigue con mucho ahínco pero con poca información.

* * *

Ella siente cómo él, con pasión, la besa intensamente. Se crispa, gime y se excita. Le encanta que aquel niño bueno se desinhiba con ella, que le haga lo que sus deseos le permiten, que la abrace fuertemente haciendo que sus cuerpos aparenten ser uno. Le agrada sentir como se humedece poco a poco con cada caricia acertada que se dan. No piensa en las consecuencias de lo que hace, o no quiere hacerlo, pero sabe muy en el fondo que se está enamorando de él. Luego de tantas caricias lo desea vorazmente.

Camila Pérez se ha despertado nuevamente a mitad de la noche. Ha soñado con Calaf y lo ha deseado como cuando está en ella. Se recrimina por haber arruinado aquella ilusión tan sublime y a pesar de que son las cuatro de la mañana, enciende su lámpara y le manda un mensaje a aquel niño bueno que sabe como hacerle cosas malas. No sabe porque lo extraña cada vez más conforme pasa el tiempo y comparten cosas nuevas, duda sobre lo que siente por él.

* * *

Calaf Mehta piensa mucho en Camila. Aún no distingue exactamente porqué lo hace o no quiere aceptarlo por no estar seguro de lo que ella siente, por ahora le resta importancia a ese pequeño detalle, piensa luego tener tiempo suficiente para hacer algo al respecto. Se siente muy cómodo y bien a su lado, por lo que no deja de hacerlo (pensar y creer que ella esta en su cabeza como suya) por ninguna circunstancia, cosa que en parte considera está bien.
Camila, en su lejanía recuerda lo divertido que es Calaf, sonríe al recordar alguna broma que él buenamente le ha hecho. Sin darse cuenta de momento piensa en él, lo extraña, extraña a mares sus besos y su forma delicada en que le hace cosquillas. Ella que es mayor que él, se divierte como no pensó hacerlo, sabe que lo quiere mucho y ese es un sentimiento que debería desterrar de su cabeza. Ambos tienen que aceptar las consecuencias de la mezcla de sus cariños: se extrañan mutuamente cuando no están entre ellos.